miércoles, 3 de septiembre de 2014

Los cuatros tipos de oración

Señor mio y Dios Mio.


Esta fue la frase que usó Tomás, el discípulo cuando Jesús vuelve a aparecerse a los apóstoles después de su Resurrección. Es el reconocimiento que a través del apóstol  incrédulo hace toda la humanidad ante la Onmipresencia y Omnipotencia del Señor. El texto bíblico completo lo encontramos en el Evangelio de Juan, capítulo 20; versículos 27 y 28.

Esta frase que se repite en cada Eucaristía en el momento de la Consagración, momento máxime de nuestra fe, debería convertirse en el punto de partida para el instante de oración que podamos tener.

Existen cuatro tipos de oración, todos ellos incluidos en la Sagrada Eucaristía. Esos cuatro tipos de oración son: la oración de perdón, la oración de súplica, la oración de acción de gracias y la oración contemplativa, (llamada también oración de adoración). Permítanme hacer un breve enfoque de cada una de ellas:

  • Oración de perdón: En la Eucaristía es la primera oración que se hace después de los ritos iniciales. El Yo pecador que rezamos es solo el reconocimiento de nuestra fragilidad y de la inmensa necesidad que tenemos del amor de Dios en nuestras vidas. Es reconocer nuestro pecado y pedir perdón a Dios teniendo como testigo a la comunidad que participa con nosotros. Vale la pena aclarar, que esta oración perdona aquellos pecados veniales. Los pecados mortales (aquellos que van en contra de los Diez Mandamientos de nuestra fe) son perdonados únicamente bajo el Sacramento de la Confesión.
  • Oración de súplica: Se encuentra centrada esta oración en el momento de la Oración de los Fieles; la comunidad guiada por el Sacerdote, eleva su súplica al Padre Dios para que mire con amor y generosidad las peticiones que se hacen. Hay que destacar que no solo se ora por las intenciones de la Misa, por las peticiones específicas sino también por cada una de las intenciones y peticiones que hay en cada uno de los participantes en la Eucaristía. Así no se hagan públicas. Es en ese momento cuando Dios Amor lee nuestros corazones y vislumbra en ellos las necesidades que abruman a cada uno de nosotros.
  • Oración de Acción de Gracias: Tiene su espacio en la Plegaria Eucarística; la parte de la Eucaristía que sigue al ofertorio y va hasta el momento de la Consagración. En el momento que el Sacerdote dice:"Demos gracias al Señor nuestro Dios" y la Asamblea contesta: "Es justo y necesario." Ese es el momento en que debemos traer todas esas bendiciones y acciones que ha tenido Dios con nosotros para dar gracias por ellas.
  • Oración de contemplación: En el momento máximo, el momento más importante de la Eucaristía, cuando el pan se convierte en Cuerpo de Cristo y el vino en Su Sangre. Es el momento en que el mismo Dios llega a hacerse presente en medio de nosotros. NO ES UN SÍMBOLO. ES REAL. Por eso el momento de la Consagración debe ser recibido de rodillas y sin bajar la mirada ni taparse los ojos, es el momento de la transmutación, cuando el pan deja de ser pan y el vino deja de ser vino. Es el momento del reconocimiento de  Dios entre nosotros, porque estamos ante el más grande, el mas poderoso y el que más nos ama.
Estos cuatro momentos de oración se pueden (y casi siempre) se repiten después de comulgar. En ese momento íntimo de Dios con cada uno de nosotros. Cuando Dios sin importarle y sin juzgar mi vaciedad, llena mi vida y mi corazón.

Este texto que comparto con ustedes quiere invitar a que centremos más nuestra oración a la Contemplación de Dios, a adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Las tres oraciones restantes son importantes. Pero aprender a contemplar  a Dios para abandonarme totalmente en El, ese debe ser el reto. Nos debemos convertir en patenas, en recipientes de barro, donde acumulemos nuestras angustias, nuestras preocupaciones, nuestras tristezas... y no solo las nuestras sino las de aquellos que amamos o las de aquellos que se han encomendado en nuestras oraciones. Y siendo esas vasijas de barro, esas patenas, abandonar todo su contenido ante Jesús Sacramentado. NO PEDIR NADA. Cristo ya sabe lo que necesitamos. Cristo está actuando y DE QUE MANERA.

Por eso... ya no pidamos más. Todo padre sabe lo que le conviene a su hijo; así el hijo pida otras cosas. Abandonémonos ante Cristo Eucaristía y contemplemos su inmenso amor hacia nosotros. La imagen que motiva este artículo es de mi gran amiga Marcela Tenorio Garcés, que compartió en el grupo Camino que tenemos acá en facebook y es una imagen que me impacta porque muchas veces distraemos nuestra atención e interés en un crucifijo y no en Cristo Eucaristía que es vivo y real entre nosotros

Que Dios nos siga bendiciendo, cuidando y amparando bajo sus benditas y maravillosas manos.

 

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